viernes, 31 de mayo de 2013

cuando vuelva

cuando vuelva a casa voy a arreglar mi bicicleta. la tengo desde 1994, cuando alejandro, mi novio, me la regaló para mi cumpleaños. en ese entonces bajábamos a la rambla con bastante frecuencia, él con su bici y yo con una que conseguíamos prestada. íbamos desde malvín hasta carrasco las más de las  veces, para evitar el repecho que está a la altura del buceo.

la bici se mudó con nosotros varias veces, recorriendo tantos barrios de montevideo como tramos de rambla, porque siempre nos mantuvimos cerca de la costa. unos años más tarde, se fue solo conmigo.

en los últimos tiempos, resolví dejar de luchar contra el viento. caminé la rambla en ambas direcciones, muchos kilómetros, con música o sin ella, a veces salpicada por la espuma a la altura de paraguay, otras veces acompañada por la chata mansedumbre del agua estancada en la que a veces se convierte la playa ramírez. la bicicleta quedó estacionada en el patio del edificio donde vivo, abandonada como un juguete viejo.

cuando vuelva, voy a pintarla, ponerle aceite y darle aire a las ruedas, aunque aún no sepa qué rumbo le daré al manillar, ni cuándo volveré. siempre es un buen plan tener algún plan para el regreso.

miércoles, 8 de mayo de 2013

esto

quien dice gracias dice qué bueno esto que me has dado, donde esto podría ser un ramo de flores, el asiento en el bus, una llamada oportuna, plata para ir a la panadería, la hora, un mensaje porque se terminó tu saldo, un hombro para llorar -o un kleenex-, una mentirilla para salir de un apuro, la agarradera para sacar la comida del horno, un regalo de cumpleaños, orejas enormes, silencio, una cadena de eslabones libres.