viernes, 7 de febrero de 2014

Keep calm and visit friends in London

Juega el Fulham de local, a pocas cuadras de lo de Irán y Graciela, en Hammersmith, al costado de uno de los tantísimos recodos del Río Támesis. La hinchada está enfervorizada, a pesar de que ocupan el último lugar de la tabla. Pero en esta familia todos son hinchas del Chelsea, especialmente Mateo, quien juega al fútbol en la escuela, en el campito sobre la Fulham Palace Road y en el living de la casa.

Londres es un pulpo con doce brazos, uno por cada línea del Underground o Tube, como le dicen ellos al metro. Tomo un mapa y anoto los puntos cardinales: dirección este u oeste, es lo único que se debe saber con certeza antes de bajar a la plataforma. Atravesé varias veces la ciudad para llegar a sitios como la Brick Lane, el Hyde Park, la Catedral de St. Paul o el Barrio Chino.

No voy a hablar de Londres porque tomé muchísimas fotos que hablan por sí mismas. Lo mejor de esta parada en la larga ruta que llevo hecha, fue volver a ver a Irán, Graciela y Mateo. Especialmente a éste último, porque los adultos nos mantenemos más o menos igual, pero los niños crecen.

Estuve sacando cuentas y con Irán nos vimos siete veces en nuestras vidas: dos veces en Florida, más de dos décadas atrás; en Montevideo, cuando vivía con Alejandro en la calle La Gaceta; en Florida nuevamente, cuando me casé; en Montevideo una vez más, en su primer viaje a Paraguay luego de que se mudara con Graciela a Londres; en Asunción, en otro de sus viajes a Paraguay; y, finalmente, en Londres. Las vueltas de la vida, las nuestras también han dado muchas vueltas. Vaya uno a saber cuándo y dónde nos veremos de nuevo. A los tres: gracias gracias gracias!!!

* En la foto estamos en la Trafalgar Square, en los festejos por el Año Nuevo Chino.

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