martes, 9 de julio de 2013

La vida en Plovdiv

Cerca de Plovdiv hay varios sitios interesantes para visitar, como la ciudad de Karlovo, donde nació el revolucionario búlgaro Vasil Levski, y el Monasterio de Bachkovo, segundo en importancia después del Rila.

Pero mucho más interesante es la gente que he tenido oportunidad de conocer en esta ciudad.

Por ejemplo Laura, alemana, quien vino a Bulgaria a poner un hostel. Es amable, abierta, curiosa. Muy interesada en Uruguay y Latinoamérica. Me ha pedido que le muestre algo de música de nuestro país. Toma mate conmigo y trata de practicar el español que aprendió en Cataluña, donde solía pasar las vacaciones cuando era niña.

Yotko, de Macedonia. Es el otro dueño del hostel. Inquieto, todo el tiempo haciendo algo o yendo a alguna parte. Está en los detalles. Busca información, aconseja y previene. Me miró espantado cuando vio que tenía un papel con las palabras "casa de empeño" anotadas en búlgaro. Tuve que explicarle que había perdido el celular y que necesitaba conseguir uno barato. (Acá en Bulgaria las casas de empeño abundan y en ellas se puede conseguir de todo un poco).

En el hostel trabajan Valentina, de Serbia y Drágana, de Macedonia. Valentina es agradable, pero no he tenido oportunidad de hablar con ella. En cambio Drágana es todo un personaje. Extrovertida, cómica, poco convencional y excelente cocinera. Drágana creció mirando telenovelas de Natalia Oreiro y la ama. Tiene una gran habilidad para los idiomas, entiende perfectamente el español y se sabe todas las canciones de la Oreiro.

Mitko no trabaja en el hostel pero está realizando varias reparaciones en el nuevo apartamento de The Crib - que es donde me hospedo ahora -, por lo que lo veo por aquí bastante seguido. Es búlgaro pero pasó su infancia en Marruecos y estuvo en España varias veces. Sabe dos palabras en español: cerveza y mañana, o sea, tomar cerveza hasta la mañana.

El sábado por la noche salí con ellos y probé rakia, la bebida típica de los balcanes. Na zdrave!

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