jueves, 4 de julio de 2013

Sofia

Los amantes de la ortografía y la gramática - como mi querida hermana Analía - notarán que omití el tilde en la i del título. Es que Sofía, para los búlgaros, es un nombre de mujer, en tanto Sofia es el nombre de su ciudad capital.

Estuve cuatro días recorriendo Sofia, pasé por tres hostels y conocí mucha gente de paso hacia otros sitios. Nadie dedica más de dos días a esta ciudad, donde se supone que todo lo que hay para ver se puede visitar en 48 horas.

Me mudé dos veces de sitio porque dos días me llevó entender algunas cosas. El turismo no está para nada desarrollado y el turista no es una persona especialmente valorada, como en otras ciudades. Eso para mí no representa un inconveniente, me gusta pasar desapercibida. Pero, a veces no es posible entrar a un hostel si uno llega en la noche y no tiene una reserva, simplemente porque no hay nadie para abrir la puerta. A las 19 hs. los conserjes se van a su casa y el hostel queda en manos de los huéspedes, cada uno con su llave.

La primera noche terminé durmiendo donde pude. La segunda mejoré un tanto y la tercera encontré mi lugar. Canapé Connection es propiedad de viajeros experimentados que, si bien también se van a su casa a las 19 horas, te ayudan a ubicarte en las ciudad y a planear tu siguiente viaje.

Sofia es una ciudad encantadora. Menos extendida que Montevideo aunque con una población similar (1.300.000 aprox), tiene calles amplias y arboladas, grandes parques y pequeños espacios verdes diseminados entre los edificios, la mayoría antiguos y de escasa altura, aunque también hay modernas torres de apartamentos y oficinas en barrios próximos al centro. Quizás debido a que es verano y mucha gente puede haber huído a la costa, por momentos parece estar vacía. Hay pocos autos circulando. Es cierto que algunas avenidas son realmente anchas para el tamaño de la ciudad, pero los vehículos se pierden entre tanto espacio. Entre semana y en horas de la tarde, cuando 18 de Julio está atestada de gente, por la peatonal Vítosha se puede pasear a metros de distancia del resto de los transeúntes.

En Sofia hay buses, tranvías y dos líneas de metro. Uno de los empleados del hostel me dijo que desde que se construyó la segunda línea del metro, mucha gente deja el auto en la casa y que eso contribuye a que haya mayor fluidez en el tránsito. Será que Montevideo necesita un metro con urgencia?

Justamente, fue cuando construyeron la segunda línea del subte que comenzaron a desenterrar los restos de la antigua ciudad de Sérdica, que data de la época romana en el siglo I. En muchos sitios de la ciudad, sobre todos en iglesias, también pueden verse bajo un blindex protector, restos de construcciones y frescos con imágenes religiosas que datan de muchos siglos atrás.

En mi primer paseo por la ciudad visité infinidad de iglesias. En pleno centro de Sofia hay un espacio al que les gusta llamar la plaza de la tolerancia. No es una plaza, de hecho, pero sí un lugar donde confluyen varias calles y desde donde se pueden ver iglesias ortodoxas y católicas, una mezquita y una sinagoga. No obstante la diversidad de templos, el 80% de la población es cristiana ortodoxa.

Hablando de paseos, en Sofia hay grupos de voluntarios que realizan tours guiados en inglés en forma gratuita. El primero fue una recorrida por los principales lugares de interés histórico y religioso, todos ubicados en el centro de la ciudad y a pocos metros unos de otros. Las iglesias conviven con los restos arqueológicos y los máximos exponentes de la arquitectura de la era socialista: el complejo llamado Largo, que incluye la antigua Casa del Partido Comunista, la Casa de Gobierno (que mantiene esa función) y el edificio donde funcionaban las grandes tiendas, actualmente sede del Consejo de Ministros.

Mi segundo paseo fue al Monte Vítosha, lugar de descanso y recreo preferido por todos, tanto en verano como en invierno. Puede accederse al él desde el barrio de Boyana, a pocos minutos del centro. Su altura máxima es de unos 2200 metros. Nosotros subimos hasta la cascada, a unos 1200 metros de altura. El bosque es frondoso y la mayor parte del camino de ascenso es entre piedras. Como había llovido dos días atrás, el suelo estaba húmedo y había que cruzar pequeños cursos de agua cada tanto. El lugar es silencioso, es decir, no llegan a él los ruidos de la ciudad. Hay muchas aves y también ardillas. En otra parte del Vítosha, lejos de los visitantes, aún viven algunos osos.

En Sofia hay muchas fuentes de agua en las calles, de donde la gente bebe y llena su botella. Si el día es caluroso, el agua sale caliente, pero eso a nadie le importa y así la toman. El agua puede también beberse de la canilla en todos los hogares. Noto la buena calidad del agua en el pelo, por ejemplo: es como lavarse la cabeza con agua de lluvia.

Las mujeres en Sofia son elegantes y sencillas a la vez. Se visten con gusto, usan vestidos, polleras, tacos, accesorios, sin ser exageradas como las brasileras o demasiado producidas como las argentinas. No son de una belleza despampanante pero sí son interesantes y atractivas. Por el contrario, los hombres son extemadamente clásicos, se visten igual unos de otros, usan todos el pelo muy corto, no usan barba ni bigote y están siempre serios. Confirmé mis impresiones con Josee, una canadiense que conocí a través de Couchsurfing que me acompañó a recorrer algunos sitios de la ciudad. Josee me contó que las búlgaras son muy apreciadas por los hombres de otros países europeos, quienes vienen a Bulgaria a buscar mujer. Por su parte, las chicas están más interesadas en los turcos que viven en la ciudad que en sus coterráneos. Después de haber estado en Estambul, entiendo y comparto las preferencias de las búlgaras.

Varias personas me han dicho que Bulgaria es un país pobre. Si bien los parámetros de pobreza en Europa muchas veces no son los mismos que los nuestros, es cierto que hay gente durmiendo en la calle y pidiendo limosna, sobre todo gente mayor. No vi niños es esa situación. La situación política es confusa. Hay protestas contra el gobierno, acusado de corrupción. Sin embargo, el actual presidente fue electo hace pocos meses, en elecciones anticipadas. Josee me cuenta que no hay renovación de líderes y que la gente mayor siente nostálgia del antiguo régimen, cuando no tenían que preocuparse por cubrir sus necesidades básicas. Por el contrario, la gente jóven que escuché hablar al respecto manifiesta un gran rechazo por la era comunista y sus líderes.

Podría escribir mucho más sobre Bulgaria. De hecho lo haré, porque me gusta mucho este país. Me siento a gusto. La gente es amable, aunque parca y seria. No es sencillo comunicarse, no todos hablan inglés y frente a la barrera idiomática a veces se bloquean y no atinan a hacer nada. Me esfuerzo por aprender algunas palabras y no quiero irme de Bulgaria sin haberlo conseguido.

2 comentarios:

  1. Te admiro, ya te contaré en detalle por qué pero seguro lo imaginás.

    ResponderEliminar
  2. jaja, me encantaría conocer los detalles, sí!

    ResponderEliminar