y qué si quiero permanecer en mi azotea, mirando de vez en cuando hacia la calle, fumando mis puchos y mis porros, recordándola a ella y maldiciendo mi suerte? a quién le cabe si es desesperante o aún insano? la desesperación es mía, como las ganas de regodearme en ella. me gusta vivir de los recuerdos, usted no lo entiende pero no le pago para eso ni para que me de opciones, solo le pago para que escuche mis quejas una vez a la semana, porque si se las cuento se vuelven más reales. me acuchillan con más fuerza, se me incrustan en la carne. y no me matan, verá que yo soy fuerte. me laceran, me atormentan, pero no me matan. lo que duele existe.
y usted dice que sólo vivo de fantasías irrealizables.
ustedes no entienden nada.
bueno pero no pagues... acá tenés este espacio para contarnos :)
ResponderEliminarcontá, contá... qué te dice la calle entre porros y maldiciones? :)
yo no le pago nada, che
ResponderEliminarson cosas del santo
a mí la calle me dice que... eh... anda tan callada últimamente!
lo que duele existe, es verdad, pero no es lo único. genial el texto, múltiples implicancias.
ResponderEliminarinteresante el santo, cuando uno deja salir a los que lo habitan suceden cosas muy interesantes.
no es lo único, por suerte, pero al santo le gusta sufrir me parece ;)
ResponderEliminarpor eso, mejor dejalo que se exprese acá!!!
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