jueves, 26 de julio de 2012

sesión VII

sos muy lenta, le dije una vez. en el momento no reaccionó. tampoco es que yo buscara una respuesta, no era más que un dato, una constatación.
por otro lado, el tiempo que se tomaba para entender un comentario no era para felicitarla, pero eso no le quitaba lucidez.
al tiempo, la sentencia me cayó en la cara como chijete de pájaro. y vea, doctor, la verdad, me tomó por sorpresa.
reconozco que con cierta tardanza vine a darme cuenta de que su pausada lectura del mundo era certera. y de que la lentitud y la paz se acompañan bien, como un pan recién horneado y un te de finas hierbas.

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